El documental ‘The Next Black’, nos revela que la tecnología será uno de los factores claves para cambiar la manera en la que creamos y consumimos nuestra ropa
Aunque no lo creas, la moda ha cambiado relativamente poco en los últimos cien años. La confección, los materiales e incluso muchas de las técnicas que utilizaban nuestras antepasadas siguen siendo comunes en la actualidad. ¿Por qué entonces nos encontramos ante una industria que se ha convertido en la segunda más contaminante y nuestro armario está repleto de prendas al contrario que el de nuestras antepasadas?
Precisamente lo que sí ha cambiado en la moda, que no en la ropa, es que ahora se fabrica de manera inmediata, con colecciones que cambian mensualmente y que abaratan costes a expensas de utilizar materiales poco sostenibles. Además, la mayoría de las confecciones se encuentran en países subdesarrollados que utilizan mano de obra barata.
Aunque esas son las primordiales características de la industria que conocemos actualmente como global, no todo es negativo, y es que la tecnología unida al compromiso de mentes innovadoras y creativas han abierto una posibilidad de cambiar la industria de la moda tal y la conocemos, y una buena manera de entenderlo es a través de ‘The Next Black’, un documental que realiza un viaje desde los inicios del fast fashion y sus consecuencias hasta las posibilidades que el futuro puede conllevar para convertirla en una industria moderna y sostenible.
Dividido en capítulos y con una duración de menos de una hora, en ‘The Next Black’ encontramos testimonios de empresas como Smart Clothes que han empezado a implantar tecnologías innovadoras para permitir que los dispositivos electrónicos y las nuevas tecnologías sean capaces de crear tejidos modernos, sostenibles y con procesos de creación de prendas mucho menos contaminantes.
«The Next Black» por capítulos
En el primero de los casos nos desplazamos hasta el norte de Londres donde se encuentra Studio XO, un laboratorio en el que conviven técnicas artesanales de costura con impresoras 3D para realizar sus diseños. La ciencia ficción es una de las inspiraciones que toman en cuenta para sus colecciones, creando prendas extravagantes que evolucionan, un ejemplo es el vestido que llevó la mismísima cantante Lady Gaga y que a su paso soltaba burbujas de manera interactiva.
Una explosión de arte e ingeniería de diseño, capaz de crear un escenario y convertir la moda no solo en un accesorio, sino en una maquina con una historia que el espectador deberá ser capaz de analizar.
Pasando de capítulo, nos encontramos con el protagonismo innato también de tecnología, pero en este caso dirigida a la funcionalidad y a la creación de dispositivos que tengan una función especifica. Es el caso de Adidas, con sede en Alemania, en el que descubrimos como los mini dispositivos ya son una realidad en algunas prendas deportivas para analizar detalles como la respiración de los jugadores o su ritmo cardiaco.
A través de una tablet, los resultados son visibles para los entrenadores que son capaces de analizar los resultados y aplicar en deportistas de elite entrenamientos de alta intensidad personalizados sin poner en riesgo el estado de salud de los deportistas.

Este tipo de tecnología ya la hemos visto adaptada a la población en relojes inteligentes, que a través de la conexión de su dispositivo con nuestras muñecas son capaces de registrar nuestros latidos, realizar llamadas y enviar mensajes, y hasta analizar nuestros ciclos de sueño diarios. Una maquina y teléfono unidos en forma de accesorio que ya son una realidad asequible e innovadora para gran parte de la población.
Pero aunque estas técnicas son útiles y fomentarán cambios en la rutina personalizados y atrayentes, no son las soluciones reales para poder transformar el fast fashion a una industria sostenible. Precisamente por ello, habiendo comprobado que la moda está cambiando, el documental nos transporta hasta Biocouture, un proyecto que trabaja conjuntamente con laboratorios para crear materiales de confección a través de la biología.
El proceso se basa en utilizar recipientes en los que arrojan una capa de líquido creado mayormente con té verde, azúcar y vinagre de sidra, en el que más tarde son arrojadas bacterias que crecerán sobre la superficie creando un material de la misma forma del recipiente que es usado.
Una técnica que une moda y biotecnología y que con el tiempo sería capaz de solucionar la búsqueda de tejidos sostenibles y que podría evolucionar hasta crear células personalizadas para cada prenda, para hacerla más transpirable o repelente al agua.
Aunque estas iniciativas podrían tener un impacto muy positivo en la confección de moda del futuro, es importante tener en cuenta que gran parte del problema sucede porque nos hemos acostumbrado a comprar mucho y no valorar las prendas que tenemos, con lo cual se fomenta la creación de más prendas y no se reciclan correctamente las que ya no queremos.
Rick Ridfeway, quiso hacer un llamamiento a los consumidores para que fueran más conscientes del impacto de nuestras acciones a través de una campaña en la que alentaba a no comprar en el día de consumismo por excelencia, el Black Friday. Una revolución a la misma industria que tuvo una repercusión global.
Algunas de las alternativas a las que podemos optar como compradores es a mantener lo que tenemos y repararlo para volver a darle valor, volviendo a los cimentos de lo que hacía nuestros antepasados que pagaban más por su ropa pero la mantenían por muchos más años y contaban con lo necesario para poder tener looks que les fueran útiles para todas las ocasiones.
Aunque la teoría es sencilla, tal como se debate en el documental, volver al pasado es complicado y más cuando como consumidores hemos convertido la moda en una manera de expresarnos, de hacer volar nuestras emociones y de mostrar qué es lo que sentimos en cada momento. Por ello, en el documental observamos el testimonio de la empresa Yeh Group, los cuales han creado una alternativa para transformar el proceso de teñir ropa que consume miles de litros de agua por los procesos que más agua por alternativas como las máquinas de dióxido de carbono, que no necesitan agua y que además consumen la mida de energía que las maquinas tradicionales.
A través de las historias de estas empresas, ‘The Next Black’ es capaz de transportarnos a pequeñas partes del mundo donde es posible ver como la moda se va desarrollando de manera lenta pero inexorable para crear alternativas que aunque parecen sacadas de una película, son ya una realidad que conseguirá salvar el planeta y fomentar el consumo sostenible.
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¿Crees que en el futuro todas nuestras prendas estarán digitalizadas? ¿Piensas que puede ser negativo?
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