El algodón orgánico se ha convertido en uno de los pilares fundamentales en los que se sustentará la moda del futuro, pero ¿sabes qué es lo que hace especial a este material frente al algodón convencional?¿cuáles son sus beneficios?
Composición, producción, derechos de los trabajadores… Sabemos que para encontrar un producto que pueda considerarse verdaderamente sostenible, hay que procesar muchas características de composición y producción para garantizar su compromiso con su entorno, la vida de las personas y el respeto por el medio ambiente.
Las materias primas con las que se realiza la ropa son uno de los elementos que podrán guiarnos a la hora de elegir en qué marcas podemos confiar para comprar ropa sostenible. Y aunque es un filtro importante, sabemos relativamente poco en lo que a materiales concierne, las diferencias entre algodón, poliéster, seda son a veces una encrucijada para muchos compradores que no conocen qué puede acarrear comprar ropa de uno u otro tipo más allá de los consejos de lavado.

El algodón, en este caso, está en el podio de los materiales usados con mayor frecuencia en la industria de la moda. No en vano, este material lleva usándose en la confección desde hace siglos, llegando a podarse como “oro blanco” en la antigüedad por los beneficios económicos que conllevaba para muchos comerciantes.
No obstante, en los últimos años las tendencias relacionadas con un consumo y un ritmo de vida más saludable y ecológico puso en entredicho a este material. No es de extrañar que el compromiso sostenible de muchas empresas (más de un 20% lo utilizan como materia prima) incluyera al algodón como una de las vertientes que era necesaria actualizar para una producción más respetuosa de nuestras prendas.
Pero empecemos por el principio, ¿qué es y cómo se produce el algodón?
ALGODÓN CONVENCIONAL
El algodón es una fibra de origen natural que ocupa casi el tres por ciento de los campos de cultivo de todo el mundo. China es el país que más produce este material, que lo consume y que además, lo importa. India, a pesar de su producción, consume la mayor parte en su país y Estados Unidos por su parte, se ha convertido en el mayor exportador de este tejido mundialmente.
Para que nos situemos, cada año se producen de media unas 27 millones de toneladas de algodón. Aunque nos pueda parecer una exageración, no hay que olvidar que a parte de la industria textil, este material también es usado en otros productos como tiendas de campaña o redes de pesca.
El algodón, tal y como lo conocemos, se cultiva en suelos fértiles y de temperaturas moderadas que abundan en mayor medida en los trópicos. Aunque originariamente se cultivaba y se producía de manera natural, tras la Segunda Guerra Mundial y la industrialización empezaron a usarse grandes cantidades de pesticidas, fertilizantes e insecticidas para multiplicar la producción de este material. Todos estos productos químicos, unidos a los metales y a los tintes químicos que son usados posteriormente para completar una prenda, provocan que incluso tras varios lavados las prendas de algodón convencional sigan expulsando químicos.
En el apartado social, este mismo año China se convertía en el foco de la polémica. Numerosas multinacionales decidieron dejar de adquirir algodón de la provincia de Xinjiang por el supuesto abuso de los derechos humanos de los trabajadores y por el uso de mano de obra infantil.
La búsqueda de un compromiso social y humano que están implantando muchas empresas también ha puesto en entredicho en cómo esta materia afecta a la tierra y a los recursos naturales donde se cultiva. En su mayoría, las tierras dedicadas al cultivo de algodón son usadas frecuentemente, provocando que las mismas pierdan sus nutrientes y estén siendo inundadas con los pesticidas y tóxicos utilizados en las plantaciones. Además, las semillas que son usadas con frecuencia están modificadas genéticamente y su cultivo requiere de grandes cantidades de agua necesaria para los países que lo producen.

Tras estas consecuencias, era necesario encontrar una alternativa que abanderara una producción y un compromiso sostenible, de ahí que el algodón orgánico se convirtiera brillantemente en la solución para la industria de la moda.
ALGODÓN ORGÁNICO
El algodón orgánico es una materia prima que hace uso de una agricultura ecológica para evitar el uso de fertilizantes químicos, insecticidas y tóxicos. Para su producción no se utilizan semillas transgénicas y la cantidad de agua que necesitan las plantaciones es hasta un 50% inferior a la del algodón común, debido al uso de materia orgánica ya existente en los suelos donde se cultiva. Además, los campos se utilizan de manera rotativa para permitir que puedan regenerarse.
Para que el algodón pueda considerarse orgánico, debe pasar la certificación GOT (Global Organic Textile Standard), un método que comprueba que este material ha respetado todos los pasos desde su producción ecológica, el correcto uso de los recursos naturales hasta el cumplimiento de los estándares de la Organización Internacional del Trabajo (ILO).
Sin embargo, también existen beneficios derivados de utilizar este material en nuestras prendas, aquí te presento los principales:

–Se consiguen prendas más suaves y duraderas ya que los tóxicos no corroen las fibras y las plantaciones son recolectadas a mano, garantizando que ninguna fibra salga dañada en el proceso. Al no ser usados tintes químicos, la ropa elaborada con algodón sostenible puede ser usada por bebés o personas con pieles sensibles.
-Este algodón supone uno de los compromisos más relevantes en cuanto a sostenibilidad en lo que a moda se refiere, ya que respetan el medio ambiente y sus recursos, disminuyendo la contaminación del entorno y el uso del agua.
-Prioriza la participación de los pequeños agricultores debido a su proceso artesanal, ya que se el equipo principal para obtenerlo y tratarlo es humano.
Como has comprobado, el uso del algodón orgánico puede conllevar numerosos beneficios para el futuro de la moda y es uno de los recursos que más relevancia tendrá en los cambios que las empresas deberán realizar en los próximos años. Una opción para contribuir mundialmente sin dañar la vida de otras personas y los recursos que nos ofrece la tierra.
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