¿Te has planteado alguna vez cuando has comprado una prenda nueva cual habrá sido su historia? ¿Qué manos la habrán manipulado y habrán trabajado sobre ella hasta que llegara hasta tu armario? Esas manos que han creado y trabajado son la cara oculta de la moda y la responsable final de que podamos disfrutar esos productos.
Cualquier negocio está constituido desde sus cimientos hasta sus paredes de personas que trabajan de manera constante para que su producción final tome forma. No importa si hablamos de alimentación, tejidos o aparatos electrónicos. En toda empresa, por pequeña que sea, podemos encontrar varios pares de ojos y lluvias de ideas que se conmutan para convertir en una realidad lo que tan solo era una esbozo.

Si nos seguís desde hace un tiempo, quizá sabréis que las manos de DOS están cogidas fuertemente por nuestra compañera y amiga Bernarda, una mujer que lleva más de treinta años confeccionando y que dispone de un taller con más de diez mujeres trabajando constantemente y que participan de vez en cuando en nuestras resurrecciones.
Tras tantos años en este sector, la aguja y el hilo se han convertido en sus armas habituales y hasta casi un modo de vida. A pesar de que su taller se ubica en un pueblo que no llega a los siete mil habitantes, Bernarda ha constituido un pequeño negocio que supone una oportunidad para volver a dar vida a la confección de la zona. Porque son ellas las que están luchando diariamente para que el sector textil no desaparezca.
Aunque el año pasado marcó un antes y un después en la economía global, y más concretamente en las empresas y los trabajadores, el sector textil lleva ya muchos años ahogado por el traslado de los talleres españoles a países en vías de desarrollo. Esto se traduce en menos dinero que invertir para las multinacionales y peores condiciones de vida para la población.
Hemos desarrollado un comercio poco ético que está destrozando poco a poco a la industria artesanal española y generando empleos precarios en los países a los que se trasladan. Hace apenas un mes saltaba la noticia de que en Tánger, más de 24 personas habían muerto electrocutadas en un taller clandestino. Las condiciones en el mismo, como en la mayoría de la zona, estaban compuestos por 12 horas de trabajo diarias incluida la noche y con sueldos de apenas 200 euros.
Estos trabajadores sufren diariamente condiciones tan precarias que ni siquiera se les permite acceder al recinto con teléfonos móviles para que no puedan documentar lo que pasa entre las paredes de su trabajo. ¿Cómo es posible que hayamos evolucionado en tantas cosas y sigamos permitiendo que existan este tipo de abusos? ¿Qué ha sido de los derechos de los trabajadores? ¿Dónde ha quedado la mano de obra estatal?
El taller de DOS y la caída del textil en Andalucía

Para hablar del taller de DOS, tenéis que acompañarnos hasta Andalucía, donde entre campos y oliveros se encuentra un pequeño pueblo cerca de Huelma, un lugar que lleva en su sangre y ADN generaciones de familias que crearon y mantuvieron la industria textil en toda la zona. Por muchísimos años confeccionaron de manera masiva para grandes marcas y se consolidaron como un referente estatal.
Fue tanta su prosperidad que con el auge de la industria empezaron a comprar más maquinaria y a contratar cada vez a más gente, muchas veces de los mismos núcleos familiares para continuar con el negocio que alimentaba la zona. La mayoría de los empleados eran mujeres que sustentaban a la familia y ejecutaban el oficio desde una temprana edad. Pero cuando las grandes empresas trasladaron sus talleres a países como Bangladesh y Vietnam todas las inversiones que habían realizado se tambalearon y muchísimos empleados terminaron perdiendo su empleo.
En las zonas industriales donde haces años eran constantes los sonidos de las risas matutinas y el murmullo incesante de las máquinas de costura ahora se encuentran sumidos por un silencio opaco enmarcado en ventanas ennegrecidas y edificios abandonados.
Los negocios han emigrado a un lugar que permita a los empresarios pagar menos y conseguir la ropa barata, rápida y de poca calidad. Y el sector textil que antes era el alma de la zona se ha convertido en un amargo recuerdo que ha provocado que la gente no piense en invertir en ello de nuevo.
Si nos centramos en los datos podemos comprender el problema. En la Unión Europea, por ejemplo, se calcula que se importa tan solo el 37% de lo que se produce entre sus fronteras en gran medida debido a los gigantes asiáticos. Antes de que China entrara en la Organización Mundial del Comercio, en el año 2000, España importaba casi el 45% de la ropa de la Unión Europea, en 2020 la cifra disminuyó hasta el 19%.
¿Podemos recuperarnos?
La pandemia ha puesto en evidencia los fallos en el sector de la moda y la dependencia que tenemos de otros países que nos abastecen con artículos más baratos para garantizar nuestro suministro.
Si queremos mejorar la perspectiva en un futuro, hay que empezar a valorar la moda como un potente actor en el comercio y volver a centralizarla para disfrutar de las ventajas de uno de los negocios más rentables del planeta. Si volvemos a apostar por crear talleres y cadenas estatales podemos consolidar una producción más sostenible y fuerte, que contamine menos el medio ambiente y contribuya a una economía circular.

El sector de la moda además es uno de los que cuentan con mayor número de mujeres trabajando, ya que más de la mitad de los talleres de confección están compuestos por mujeres (un 55%) y contribuyen a generar más oportunidades para los trabajadores de baja cualificación.
Nosotras seguimos creyendo que hay un futuro para la moda en España. Y desde nuestro taller apostamos por trabajar codo con codo con gente como Bernarda, para conseguir recuperar la historia y el trabajo que siempre caracterizó esta tierra.
Los nuevos tiempos son solo una oportunidad para mejorar y llevar a cabo lo que nuestros antepasados sabían hacer con un concepto más respetuoso con el planeta y con los trabajadores.
Volvamos a abrir ventanas y a desplegar carteles, apoyemos el comercio sostenible y ético.
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¿Sueles apoyar a marcas locales? ¿Te gustaría que se recuperará de nuevo la producción en España?
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