Una de las mejores partes de empezar un nuevo año es poder volver a sacar a relucir todas aquellas cosas que ya llevamos un tiempo queriendo mejorar y que de pronto se convierten en una prioridad en nuestras vidas y casi en una necesidad en tan solo doce segundos. Aunque muchos de ellos quedan relegados a los pocos días y a veces, en el transcurso de unas horas, sean cuales sean nuestros objetivos hay que abordarlos teniendo en cuenta que las cosas se consiguen paso a paso. A voz baja te cuento, que uno de los míos desde hace un tiempo era hacer una transición al mundo vegano o al menos, reducir el consumo de alimentos de procedencia animal al máximo.

La idea me llevaba rondando un tiempo por la cabeza influida mayoritariamente por gente de mi alrededor que lleva practicándolo desde hace varios años y que están felices y orgullosos de su proceso. Además, en los últimos años, se ha generado una tendencia colectiva que vemos constantemente reflejada en redes sociales y que ofrece recetas y productos cada vez más asequibles para ir introduciéndonos en esta mecánica.
Sin ir más lejos, este mismo año, la asociación Veganuary lanzó un reto para que la gente se pasara al veganismo, y no les fue nada mal, ya que consiguieron en tan solo una semana que 500 mil personas se inscribieran en su web. Desde allí comparten trucos de cocina y alternativas sostenibles para que el cambio sea más sencillo en nuestras acciones diarias.
Sin duda, uno de los motivos por los que cada vez hay más adeptos a este movimiento es la conciencia social que se esgrime cada vez con más fuerza y que ha repercutido en que muchas empresas ofrezcan alternativas a sus clientes para que puedan consumir según sus elecciones.
Como sabemos, ser vegano implica no consumir productos de origen animal y sus derivados en los que se incluyen alimentos como la carne, la leche, el queso o los huevos. Dado que la industria ganadera es una de las más contaminantes del mundo es obvio que el movimiento vegano acompaña estrechamente la lucha por cuidar del medio ambiente aunque algunos de sus fieles decidieran tomar esta decisión principalmente por proteger la vida de los animales.
Basándonos en la carne, por ejemplo, podemos preguntarnos: ¿existe de verdad una diferencia significativa entre consumir una hamburguesa de origen animal o una vegetal?
Como puedes imaginar en este punto, la respuesta es afirmativa: cada hamburguesa de carne es mucho más contaminante que una vegetal, como fue demostrado en 2019 en un estudio realizado por el Centro de Sistemas Sostenibles de la Universidad de Michigan. Evaluando la cantidad de agua, el gasto energético, la tierra usada y los gases contaminantes demostraron que las hamburguesas vegetales contaminaban un 90% menos, necesitaban 99% menos de agua, implicaban un 46% menos de consumo energético en su elaboración y requerían un 93% menos de tierras de cultivo. En conclusión, se demostró de nuevo que la industria cárnica es uno más de los elementos que contribuyen diariamente al cambio climático.
Ser vegano y generar menos residuos
Como decíamos anteriormente, el veganismo ha sido conocido sobre todo por ser una de las vertientes alimenticias más estrictas para evitar el sufrimiento animal y denunciar las condiciones, a veces insalubres, de las granjas y los mataderos. Sin embargo, voy a plantearte una pregunta. Si elegimos no consumir animales o reducir su consumo pero generamos basura que termina contaminando mares y espacios naturales, ¿estamos realmente participando en una acción global sostenible?.
La llegada del zero waste

Si ya lleváis un tiempo por aquí, sabréis que no soy dada a los extremos y que este aprendizaje sostenible hay que afrontarlo como una manera de progresar y mejorar en las elecciones que tomamos diariamente pero sin castigarnos por no ser plenamente sostenibles. Por eso, al margen del veganismo y de nuestra dieta, hay muchas opciones que desde casa nos permiten ser menos contaminantes y que están interrelacionadas porque todas buscan ser más responsables con nuestra huella en el planeta, aquí es donde aparece el zero waste, o lo que es lo mismo, cero residuos.
España va en cabeza en ser uno de los países que arroja mayor cantidad de residuos a los vertederos, en total, la friolera de 12 millones de toneladas al año, mucho más que nuestros vecinos europeos. ¿Cómo es esto posible? Una de las razones es que verter residuos aquí es más barato que en otros países y otra, que aún no hemos integrado una cultura de reciclaje sólida. Para que nos hagamos una idea, cada persona genera cerca de 500 kilos de basura al año.
La figura que dio voz a este movimiento fue Bea Johnson quién creó el concepto de zero waste con el fin de concienciar a la población de no generar residuos que terminaran en un lugar donde no pudieran ser reciclados adecuadamente, como el vertedero o los océanos. Su libro, Zero Waste Home (Residuo cero en casa), se ha convertido en un manual de lectura imprescindible para todos aquellos que desean reducir su impacto desde casa.
Para entender este concepto es necesario ir más allá y tomar una visión global de todo lo que acaba provocando que generemos residuos. Desde el planteamiento inicial hasta la compra y su posterior desperdicio. Por eso, el concepto de zero waste va acompañado de las conocidas como 5R del reciclaje, que son básicamente los pasos que hay que tener en cuenta para conseguir nuestro objetivo.
Las 5R del zero waste
El concepto de reciclaje a día de hoy se ha quedado corto para frenar toda la ola de basura que generamos en nuestros hogares y que perpetúan las diferentes industrias. Por eso, el objetivo principal es concienciar a las personas y a las organizaciones para que tomen más responsabilidad en preservar, elegir y aprovechar los recursos.
Las 5R son la filosofía por la que se guían las personas que persiguen reducir los residuos y que originalmente significan: Refuse, Reduce, Reuse, Recycle y Rot.

–Refuse (rechazar): Cuando hablamos de rechazar, nos referimos a todas las pequeñas acciones que pueden evitar que se generen más residuos de los necesarios. Desde dejar de comprar cosas que no necesitamos hasta no pedir tickets de papel en las tiendas que terminarán en la basura sin haber realizado una labor importante.
–Reduce (reducir): Si el primer término hace referencia a las cosas que podemos evitar, este segundo paso es importante porque busca reducir el impacto que realizamos y buscar alternativas más sostenibles. Elegir el transporte público antes que el privado o comprar ropa de segunda mano son buenas opciones para reducir nuestro impacto diario mediante las elecciones que tomamos habitualmente.
–Reuse (reutilizar): Como su nombre indica, se trata de evitar los productos de un solo uso y tratar de encontrar alternativas que nos permitan usar determinados objetos muchas veces. Si sueles pedir cafés para llevar puedes elegir llevar tu propio envase para evitar el desperdicio de vasos take away, o usar cubiertos de aluminio en vez de los de plástico cada vez que tengas que comer fuera de casa.
–Recycle (reciclar): Una vez hemos practicado los anteriores ya habremos reducido residuos y nos quedaría ser responsables con los productos que ya hemos usado. Es importante llevarlo a cabo en tareas tan sencillas como separar la comida y los envases en los contenedores correspondientes.
–Rot (compostar): Este paso es de lo más complicados, pero si se llega a realizar da una vida completa a nuestro gasto diario. Para que te hagas una idea, compostar significa transformar los residuos orgánicos en una composta llena de nutrientes que podemos usar como abono en la jardinería.
Todas estas pautas tienen aún mayor importancia porque nos permiten reflexionar de manera global sobre nuestro impacto medioambiental y poner recursos para poder seguir consumiendo lo que necesitamos pero reduciendo significativamente la cantidad de basura y desechos que generamos cada año.
Ser vegano o aplicar el zero waste son al fin y al cabo, alternativas que forman parte de una ética sostenible y respetuosa para mejorar la calidad de vida tanto de nosotros mismos como de las diferentes especies, y que todos deberíamos aplicar aunque sea en pequeños pasos diariamente.
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¿Conocías el concepto de zero waste? ¿Aplicas alguna de estas alternativas en tu vida diaria?
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