Prioridades. Constantemente barajamos entre cientos de posibilidades y elegimos por pura lógica qué es lo más importante. Y aunque podamos equivocarnos o llegar a priorizar cosas que no nos aportan, sabemos qué es lo que deberíamos hacer y cómo hacerlo. ¿Cómo es posible entonces que nos cueste tanto adquirir hábitos de consumo sostenibles si sabemos que cada acción que realizamos puede tener un impacto en el cambio climático?

Como sociedad estamos influenciados por los mensajes que recibimos diariamente en los medios de comunicación y sobre todo en redes sociales. El problema empieza cuando el mensaje que se trasmite es una realidad negativa que nos rodea y que no queremos afrontar. Probablemente por el malestar que nos produce pensar en situaciones desagradables y el esfuerzo, por pequeño que sea, que conlleva cambiar las cosas.
Tendemos a almacenar todos estos pensamientos en el baúl de las preocupaciones y los guardamos esperando que quizá más tarde sepamos cómo lidiar con ello. A veces fingimos incluso que no existen evitando hablar de ello, como si al no poner en voz alta esos argumentos simplemente no existieran o no merecieran un espacio en nuestras mentes.
Pero hay cosas que hemos guardado demasiado tiempo en ese baúl y que cobran fuerza cuanto más tiempo las mantengamos encerradas, como los efectos del cambio climático.
Por supuesto, se ha hablado de este término en los últimos años; sabemos qué está pasando y que las consecuencias pueden ser fatales a largo plazo. ¿Por qué no hemos llegado a concienciarnos entonces?
La teoría más sencilla, es que el cambio climático es una realidad que nos asusta y que implica cambiar la manera en la que hacemos las cosas. Desde lo que compramos, hasta lo que consumimos y cambiar la manera en que vemos el mundo no es sencillo aunque valga la pena.
En los últimos años, las vertientes que han venido apoyando la causa como la sostenibilidad o el reciclaje han terminando siendo una inspiración en vez de una realidad, convirtiéndose en una clase de corriente ideológica propia de unos pocos preocupados por el planeta.
Además, hay muchas razones por las que no se ha priorizado tomar medidas reales para frenar el cambio climático, cómo los intereses económicos o políticos de diversos países. La industria energética, de alimentación e incluso del fast fashion reciben cuantiosos beneficios utilizando técnicas y métodos que están favoreciendo la expulsión desmesurada de dióxido de carbono y de residuos.
¿Es posible un cambio habiendo tantos obstáculos para conseguirlo?
NUESTRO PLANETA
En plataformas audiovisuales como Netflix, podemos encontrar diversas fuentes de información que desde un punto de vista muy humano nos pueden ayudar a entender qué es lo que está pasando en el mundo. Yo misma, me voy a servir del documental “Nuestro planeta”, narrado por el naturalista David Attenborough, para explicar cómo el calentamiento global está destruyendo la vida en la tierra.
Este documental me parece especialmente interesante porque reflexiona sobre cómo ha cambiado el mundo en tan solo unos años y por qué nuestra generación debe tomar medidas urgentes para frenar los acontecimientos que terminarán por destruir el planeta si no frenamos el progreso del cambio climático.
Nuestro mundo está conectado, desde el ave y el insecto hasta los bosques más recónditos y el océano. Cualquier cambio produce una acción en masa que acaba arrasando todo a su paso inexorablemente. Esta es la finalidad de «Nuestro planeta», que entendamos como la vida de cada ser vivo y cada pequeña acción tiene un efecto rebote en el resto del mundo.
A continuación, te presento una lista con algunos datos que te permitirán ver con mayor claridad el alcance a gran escala que está teniendo el cambio climático y la huella humana en el planeta.
DEFORESTACIÓN
Más de la mitad de las especies terrestres viven en hábitats como selvas salvajes. En la selva de Borneo, la desforestación de los árboles provocó que la selva redujera su tamaño hasta la mitad, acabando con la vida de muchos animales y en el caso de los orangutanes, reduciendo su población a dos tercios.
La deforestación viene dada principalmente por querer aprovechar la tierra para el cultivo de árboles como las palmas aceiteras, populares para su uso en productos de alimentación.
EL MAR

Hay varias causas que han provocado que la vida en el océano se haya visto afectada. Una de ellas es la pesca masiva, que ha acabado con el 90% de los depredadores grandes del mar.
¿Por qué es preocupante?
Los depredadores grandes ayudan a mantener los nutrientes en las aguas superficiales, reciclándolos para que puedan ser utilizados por el plancton. Sin estos animales, los nutrientes terminarán en las profundidades y la vida en los mares comenzará a extinguirse.
Por otro lado, el aumento de la temperatura ocasionada por el cambio climático también ha afectado al mar. La temperatura del aire se mantuvo más o menos estable hasta los años 90, ya que el océano absorbía parte del exceso de calor, pero actualmente es incapaz de hacerlo. Debido al cambio de temperatura los arrecifes han ido blanqueándose y muriendo en las zonas en las que el mar se calentaba.
Si nos vamos hasta el Ártico, los datos apuntan a que la extensión de hielo se ha reducido un 40% en tan solo 40 años. Este ecosistema se encamina al desastre y con él, todas las especies que viven en él y que están adaptadas a las condiciones y temperaturas de estas zonas. La destrucción del mismo también afectará de manera global a nuestro planeta, ya que los polos son los que regulan la temperatura de la tierra.
ANIMALES
Los humanos somos más de un tercio del peso de los mamíferos totales, el otro 60% son los animales que criamos para comer. El resto, son solamente un 4% desde ratones hasta panteras. Desde los años 50, de media las poblaciones salvajes se han reducido a más de la mitad por las acciones humanas.
¿Qué nos depara el futuro?
Aunque pensemos que nos queda mucho tiempo para cambiar, la realidad dista mucho de esta teoría. Llevamos años escondiendo los efectos del cambio climático pero su recorrido es tan potente que los científicos tienen predicciones de lo que pasará en el futuro, y uno de los primeros efectos, lo podremos ver en tal solo 10 años.

¿Hay alternativas para frenar el cambio climático?
La respuesta es positiva, aún tenemos tiempo para dar un paso atrás y configurar una perspectiva adecuada que siga permitiendo la vida en el planeta. Para ello, es indispensable que dejemos de usar recursos limitados y adquiramos hábitos sostenibles a largo plazo.

Aquí te enumero algunas de las acciones más importantes que deberíamos poner en práctica en los próximos años:
- Debemos recuperar la biodiversidad en el planeta y tomar medidas para evitar la extinción de especies y de espacios naturales.
- Una de las claves principales es dejar de consumir combustibles y centrarnos en la energía que producen el sol, el viento, el agua y la tierra. Si las convirtiéramos en la fuente de energía principal, dispondríamos de energías más limpias, asequibles e ilimitadas que no tendrían por qué impactar negativamente en el planeta.
- Cuidar de nuestros bosques es fundamental, ya que son epicentros de vida y biodiversidad y potentes bloqueadores del dióxido de carbono. Debemos detener la deforestación masiva y buscar alternativas para disminuir el impacto humano en ellos, como, por ejemplo, empezar a plantar en terrenos que fueron deforestados hace mucho tiempo.
- Nuestra dieta también influye en el cambio climático, ¿cómo es posible? Esto se debe a que el sector ganadero es el responsable de casi el 15% de las emisiones de CO2 que se producen en todo el planeta. Esto abarca diversas vertientes como el espacio que es usado en la cría de animales, el agua que se utiliza, su producción y el transporte de dichos alimentos. Además, según los datos recolectados en los últimos años, se estima que el desperdicio de alimentos produce entre 8 y 10% de las emisiones globales.
- Si nos decantáramos por una dieta más rica en vegetales necesitaríamos la mitad del terreno que estamos usando en este momento. Consumir menos carne es beneficioso para el planeta, y también para nuestra salud.
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El clima está cambiando, nosotros también deberíamos.
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